martes, 8 de septiembre de 2015

8 claves para poner límites a los más chiquitos

Poner límites es fundamental porque dan orden, seguridad y tranquilidad a los niños así como también a los adultos. Además, las normas son necesarias para que los niños puedan ir ganando autonomía gradualmente.

A continuación, brindo algunas ideas concretas que pueden servir de ayuda para poner límites de un modo positivo: 


1) Cada vez que el niño haga algo peligroso o inapropiado, debemos explicarle que eso no se hace, de un modo tranquilo y preferiblemente poniéndonos a su nivel físico (agachándonos) y mirándolo a los ojos. Es necesario mostrarse firme, sin dudar, pero estar calmado a la vez.

2) Es muy importante que en casos de niños muy pequeños, de uno a dos años, usemos frases cortas y fáciles de entender, acompañándolas con una gestualidad clara. (En este punto nos estamos refiriendo a niños que aún no hablan demasiado, ya que con los más grandes, las explicaciones sirven y ayudan a comprender el porqué de los límites y a asimilarlos con menor frustración.)

3) Tenemos que armarnos de mucha paciencia para repetir este procedimiento con calma cuantas veces sea necesario. Es bastante probable que la mayoría de los niños no entiendan a la primera e insistan en hacer lo que tenían ganas, pero de nada sirve gritarles o tratarlos mal. Aunque estemos nerviosos y cansados, o con poca paciencia, es muy importante que los adultos intentemos controlar nuestras emociones a la hora de educar. Aunque mucha gente siente ganas de gritar a los niños cuando no hacen caso, es mucho mejor respirar hondo y evitar hacerlo, porque ellos irán aprendiendo a relacionarse basándose en los modelos que reciban. Si queremos que aprendan a ser tranquilos y respetuosos, los primeros que tenemos que actuar así somos nosotros. Al auto regular nuestros impulsos, estaremos dando un buen ejemplo que poco a poco ellos irán incorporando. En casos de sentir que estamos por perder el control a causa de los nervios, conviene delegar la situación a otro adulto que se encuentre más relajado.

4) Es muy útil mostrar la alternativa positiva cuando estamos prohibiendo algo. Por ejemplo, si hay un niño pegándole a otro, podemos enseñarle a dar la mano o a acariciar en lugar de pegar. De este modo, le brindamos un modelo de lo que se puede hacer, generando una nueva alternativa positiva y quitando el foco de atención  de lo que no se debe hacer. En el caso de que no haya una alternativa posible, es muy útil distraerlo con otro escenario. Por ejemplo, si hay un lugar peligroso al que no puede acercarse, podemos mostrarle algo llamativo o proponerle una actividad que lo motive a distanciarse de allí.

5) La coherencia entre los cuidadores es fundamental para transmitir un mensaje claro. Es importante que los distintos cuidadores coincidamos en lo que prohibimos y permitimos a los chicos. Para ayudarles a asimilar los límites y a orientarse, necesitamos ponernos de acuerdo entre los adultos y transmitir el mismo mensaje, respetando las mismas normas.

6) También es necesario que haya una coherencia con uno mismo en el adulto. Es decir, intentar coincidir a lo largo del tiempo en lo que permitimos y prohibimos. Se puede ser flexible y a la vez coherente. Hay reglas que deben ser modificadas cuando notamos que pierden el sentido. Lo que no sirve de nada es prohibir algo rotundamente y al día siguiente permitirlo y luego volver a prohibirlo y luego permitirlo otra vez. Este tipo de oscilaciones genera bastante confusión e incertidumbre a los chicos.

7) Es muy productivo irles explicando gradualmente, según su capacidad comprensiva, las consecuencias naturales de sus actos. Si la única respuesta que tenemos ante una conducta inapropiada es el castigo, estaremos dejando de lado lo más importante: que el niño comprenda que sus acciones tienen un efecto por sí mismas, más allá de lo que el adulto pueda hacer a partir de eso. Los castigos muy frecuentes generan frustración y rabia contra el adulto, y erosionan el vínculo cuando son una práctica habitual.

8) No hay recetas mágicas para educar y es probable que los educadores nos equivoquemos muchas veces en este arte, pero recordemos que con la violencia no lograremos nada positivo. Tanto gritar como pegar a un niño es algo que tiene efectos negativos. El maltrato infantil daña la autoestima y los vínculos del niño. En cambio, el trato cariñoso, la paciencia y el buen ejemplo generan hábitos positivos a largo plazo y sirven para que los niños puedan ser respetuosos y felices a la vez.

9) En caso de detectar que hemos actuado mal al intentar poner límites, no dudemos en pedirles perdón. De este modo, los niños irán aprendiendo que los adultos también nos equivocamos pero que, a pesar de eso, podemos ir mejorando siempre. Además estaremos dando un buen ejemplo respecto al reconocimiento de los errores propios.




viernes, 20 de marzo de 2015

Cómo comunicar la muerte de un ser querido a los niños:

Al morir algún familiar, hay quienes piensan que los niños no se dan cuenta de lo que sucede. Muchas veces se los excluye de todas las conversaciones que giran en torno al tema, para ahorrarles el sufrimiento.

La realidad es que los niños perciben mucho más de lo que se piensa. Aunque muchas veces no tienen la facilidad de expresarse con palabras, lo hacen mediante síntomas o conductas poco habituales. Lo que está claro, es que ellos comprenden que hay una pérdida cuando ésta se trata de alguien cercano, y no siempre pueden verbalizar lo ocurrido como lo hacen la mayoría de los adultos. Pero ellos también necesitan elaborar y darle un significado a lo que sucede, por eso es fundamental incluirlos y darles información sobre lo ocurrido.

Es importante que la persona que comunique esta noticia sea alguien muy cercano, para que cuando el niño la reciba se encuentre en un entorno seguro. Lo ideal es que sean los padres quienes comuniquen la noticia. Si los padres no pueden hacerlo, ya sea porque son ellos los que han fallecido o porque no se sienten capaces, es necesario buscar a un abuelo, tío o familiar cercano para que cumpla este rol.

Hablar sobre la muerte con el niño puede resultar muy difícil y doloroso, pero cuando ha fallecido alguien del entorno, conviene hablarlo lo antes posible, en un lugar tranquilo, silencioso y lo más conocido posible para el niño. Hay que buscar un momento para explicar lo que ha sucedido de un modo sincero, claro, sin indirectas ni explicaciones abstractas, para que el niño pueda comprenderlo. Nunca se ha de mentir ni decir que esa persona se ha ido de viaje. Ningún engaño respecto al tema puede ser beneficioso.

En casos en que la muerte haya sido por un suicidio, considero necesario abordar la situación con ayuda profesional, ya que suele ser una situación traumática para todos los miembros de la familia.

En cuanto a la expresión de emociones, recomiendo actuar con naturalidad. No hace falta ocultar la tristeza. Es aconsejable darles el lugar a los niños para que expresen sus propias emociones, y explicarles que está bien que se sientan como se estén sintiendo, que es bueno expresarse. Lo importante es que ellos perciban que está muy bien expresar los sentimientos, y que no hace falta ocultarlos ni vivirlos en secreto, porque aunque duelan, son sentimientos totalmente legítimos y respetables.

Por otro lado, aconsejo quitar todas las dudas que tengan los niños, a medida que éstas les vayan surgiendo. Hay que respetar sus tiempos y dejarlos preguntar todo lo que quieran, respondiendo con simpleza y sinceridad.

En lo posible, hay que intentar que les quede claro que no están solos en esto. Es muy bueno poder hablar con naturalidad sobre la persona fallecida con los niños, recordándola siempre que así se lo desee. No debe ser un tema tabú ni se deben reprimir los sentimientos que su recuerdo suscita. Siempre que los niños quieran hablar de esta persona, hay que darles el espacio, escuchándolos y respetando sus tiempos, dudas y necesidades.

Respecto a los funerales y entierros, es muy importante dejarlos decidir si quieren asistir o no. En el caso de que quieran ir, es aconsejable explicarles de antemano en qué va a consistir el ritual, y acompañarlos durante el proceso.

En resumen, tengamos siempre en cuenta que los niños también sufren las pérdidas de los seres queridos, y que ellos a veces tienen modos distintos de expresión. Respetemos sus emociones y sentimientos y brindémosles un espacio seguro para expresarse libremente, mediante la comprensión, la contención, el respeto y la calidez. 

martes, 17 de febrero de 2015

La estimulación temprana en casa (0-5 años)

La estimulación temprana es fundamental para el desarrollo pleno de nuestros hijos. Trae beneficios, como:
·         El fortalecimiento del cuerpo.
·         El desarrollo de las emociones.
·         El desarrollo de la inteligencia.

Hay ejercicios adecuados para estimular cuatro áreas del desarrollo:
·         Motor Grueso
·         Motor fino
·         Lenguaje
·         Socio- Afectivo

¿Por qué es importante? Porque los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo del cerebro, y este órgano es muy susceptible a los estímulos que recibe. Tanto los sentidos como la motricidad, el pensamiento y la capacidad de aprendizaje, se desarrollan mucho mejor en un ambiente estimulador que en uno neutro. Nunca conoceremos el potencial que tenemos o tuvimos al nacer, pero lo que si tenemos es la certeza de que los niños que reciben estimulación temprana, le sacan un buen provecho a su potencial innato.

¿Cuál es la clave para realizar bien la estimulación temprana? Hacerlo con cariño, suavidad, mediante caricias, abrazos y palabras dulces. No teman abrazar, besar, sonreír y felicitar a sus hijos. No se van a malcriar por esto, más bien todo lo contrario: irán adquiriendo seguridad en sí mismos, confianza, serenidad y autoestima saludable, tan necesaria para desenvolverse asertivamente a lo largo de la vida.

A continuación les dejo un link con una guía de UNICEF que me pareció excelente, en la que hay ejercicios muy simples para cada etapa, para bebes recién nacidos hasta para niños de 5 años. ¡Espero que les sea útil!
http://www.unicef.org/mexico/spanish/ejercicioestimulaciontemprana.pdf

viernes, 13 de febrero de 2015

La indefensión aprendida

La indefensión aprendida es una actitud que toman las personas que han aprendido a ser pasivas porque tienen la sensación de que no pueden hacer nada para cambiar su situación. A pesar de tener las habilidades y posibilidades de dar respuesta a los problemas que se les presentan, se sienten incapaces, por eso no logran alcanzar las soluciones.
En muchos casos, los niños criados en medios autoritarios y de castigo continuo, desarrollan indefensión aprendida, percibiendo una incapacidad de controlar los resultados de la situación.
Esta actitud tiene consecuencias de todo tipo: bajo rendimiento académico, pasividad, desmotivación, baja autoestima.
A continuación les dejo un link para quienes estén interesados en ver un breve experimento en el que se revela el poder de la indefensión aprendida.


http://youtu.be/OtB6RTJVqPM

martes, 10 de febrero de 2015

Pautas sobre el desarrollo psicomotor de los primeros 18 meses de vida

En Barcelona, al tener un hijo, el ayuntamiento de la ciudad nos brinda una valiosa información avalada por el Consorci Sanitari de Barcelona (CSB) y la Agència de Salut Pública. Basándome en esta fuente, les dejo una guía para evaluar el crecimiento de sus bebes, desde el nacimiento hasta los 18 meses de vida. ¡Espero que les sea útil!

Los primeros meses de vida son fundamentales en el desarrollo de las personas. Los bebes crecen muy rápido, en distintos aspectos, y es importante que lo hagan en su momento.
A continuación veremos un breve resumen de lo que es esperable a cada edad.
Hay que tener en cuenta que cada persona es distinta, y el hecho de no coincidir exactamente con lo que es esperable, no supone necesariamente una irregularidad.

DE LOS 0 A LOS 3 MESES:
Los bebes se orientan en su nuevo ambiente mediante los sentidos. En esta etapa, necesitan especialmente de sus cuidadores. Es muy importante hablarles, tenerlos en brazos y acariciarlos.

1er mes:
  • Duermen gran parte del día.
  • Se despiertan y lloran si tienen hambre o están incómodos.
  • Se tranquilizan al oír voces conocidas.
  • Aprenden a mirar a sus cuidadores.
  • Al ponerlos boca abajo pueden levantar la cabeza unos instantes.

2do mes:
  • Están más rato despiertos y se interesan en ver lo que hay a su alrededor.
  • Los ruidos fuertes los sorprenden.
  • Les gusta mirar a sus cuidadores a los ojos, y los siguen con la mirada si ellos se mueven.
  • A veces responden con sonrisas o sonidos a las caricias o a quienes le hablan.
  • Les llaman la atención los objetos cercanos, que se mueven y que tienen colores fuertes.

3er mes:
  • Les gusta mirarse las manos y jugar con ellas.
  • Si los cuidadores se acercan mucho, es probable que les tiren del pelo y toquen la cara.
  • A veces contestan con sonidos cuando se les habla.
  • Pueden sostener la cabeza erguida un ratito cuando se los tiene en brazos.
  • Al ponerlos boca abajo, se sostienen un rato sobre los brazos y levantan la cabeza.

Si a los 3 meses el niño no sonríe, no es capaz de fijar la mirada o no sostiene la cabeza, consulte a su pediatra.

DE LOS 4 A LOS 6 MESES:
Los bebes van ampliando su mundo a través de las vivencias y gracias a la posibilidad de manipular objetos. Establecen un lazo afectivo con las personas que lo rodean.

4to mes:
  • Se orientan hacia los sonidos y gorjean o gritan para llamar la atención.
  • Ríen a carcajadas cuando juegan con ellos o les hacen cosquillas.
  • Al mostrarles un objeto, intentan agarrarlo.
  • Si se les pone el objeto en las manos, son capaces de sostenerlo y llevárselo a la boca.

5to mes:
  • Se divierten jugando con sus pies y sus manos. Esto les ayuda a aprender a moverse.
  • Si se les deja un sonajero al alcance de la mano, lo pueden agarrar y hacerlo sonar.
  • Reconocen a quienes están seguido con ellos.
  • Son capaces de sostener bien la cabeza si se los mantiene sentados.

6to mes:
  • Responden con sonidos cuando se les habla.
  • Pueden agarrar fácilmente los juguetes que les dan.
  • A veces se agarran los pies y así van descubriendo su cuerpo.
  • Al ponerlos boca abajo pueden sostenerse apoyados sobre las manos. Pueden darse vuelta.

Si a los 6 meses el niño no tiene interés ni intención de agarrar objetos o bien no usa alguna de sus dos manos, consulte a su pediatra.

DE LOS 7 A LOS 9 MESES:
Son capaces de mantenerse sentados de una forma cada vez más estable. Además de agarrar objetos, son capaces de manipularlos y explorarlos. Reclaman más de sus cuidadores y no les gusta que los dejen con extraños.

7mo mes:
  • Si se les da de comer algo que no les gusta, cierran la boca para evitar comer.
  • Pueden decir sílabas como “ga”, “ta”, “da”, y les gusta repetirlas.
  • Les llaman la atención los objetos y los exploran dándoles vueltas en sus manos.
  • Son capaces de sostenerse un ratito sentados, pero necesitan apoyarse delante con las manos para no caerse.

8vo mes:
  • A veces lloran cuando sus cuidadores habituales se van de su lado y son dejados con extraños.
  • Si un juguete les gusta, hacen esfuerzos por alcanzarlo aunque esté lejos.
  • Les divierte tirar los objetos para ver cómo caen y oír el ruido que hacen.
  • Tienen curiosidad y ganas de conocer su entorno.

9mo mes:
  • Les gusta ser alzados y a veces estiran los brazos para pedirlo.
  • Pueden aplaudir y decir adiós con la mano.
  • Reconocen cuando están por salir de paseo si ven que se los abriga, por ejemplo. En general les gusta pasear, van mirando y escuchando, aprendiendo cosas nuevas.
  • Pueden jugar reteniendo un objeto en cada mano y les gusta hacerlos sonar. Ya pueden agarrar cosas pequeñas.
  • Pueden estar sentados sin caerse para los costados.

Si a los 9 meses el niño no se sostiene sentado, no se interesa por mirar o tocar las cosas o no parlotea, consulte a su pediatra.

DE LOS 10 A LOS 12 MESES:
Pueden estar sentados de forma estable sin necesidad de apoyo. Tienen gran interés por los juguetes. Buscan medios para desplazarse con el fin de explorar  el entorno. En esta etapa progresan bastante en su comunicación gestual y verbal y empiezan a emitir sus primeras palabras.

10mo mes:
  • Les llaman la atención los objetos desconocidos e intentan agarrarlos.
  • Si ven que alguien les esconde un juguete, saben a dónde está e intentarán descubrirlo.
  • Pueden ponerse de pie con la ayuda de los barrotes de la cuna.
  • Pueden gatear si se los deja en el suelo.

11vo mes:
  • Reconocen cuando sus padres los nombran y cuando los llaman por su nombre.
  • Si se les pide que den algo, pueden acercar sus manos ofreciendo lo que se les pide.
  • Comprenden el “no”. Al decirles “no”, pueden dejar lo que están haciendo y mirar sorprendidos.
  • Les gusta comer solos y pueden hacerlo con los dedos.

12vo mes:
  • Llaman a sus padres, pueden decir “mamá” y “papá”. Entienden muchas de las cosas que se les dice.
  • Pueden introducir unos objetos dentro de otros y hacer torres simples con cubos grandes.
  • Intentan recorrer la casa solos o con ayuda, gateando o agarrándose de los muebles.
  • Les gusta abrir los cajones, ven lo que hay adentro y agarran todo lo que encuentran.

Si a los 12 meses el niño no es capaz de sostenerse en pie agarrado a un mueble, no busca la comunicación con el adulto o no explora los nuevos juguetes, consulte a su pediatra.

DE LOS 13 A LOS 18 MESES:
La posibilidad de desplazamiento y la habilidad manual hacen que sean más independientes de los adultos en esta etapa. Adquieren un mayor conocimiento del entorno.
La comunicación gestual y verbal se enriquece y la verbal va ganando importancia progresivamente.
A continuación se mencionan los progresos de modo bimestral:

13-14 meses:
  • Se interesan en los juguetes de otros niños e intentan agarrarlos.
  • Les divierte mirarse al espejo.
  • Les justa desparramar todos los juguetes en el piso.
  • Son capaces de caminar solos o empujando un cochecito, aunque algo inseguros.

15-16 meses:
  • Pueden señalar y nombrar algunos objetos.
  • Conocen algunas partes de su cuerpo.
  • Son capaces de tomar agua solos, agarrando el vaso con las dos manos.
  • Pueden usar la cuchara.
  • Les gusta que se les lea cuentos y señalan algunos dibujos. Pueden pasar las páginas.
  • Son capaces de pasar una pelota a otro y les gusta repetir ese juego.

17-18 meses:
  • Les gusta jugar a las escondidas.
  • Ya pueden sacarse alguna prenda de ropa (los zapatos o las medias).
  • Les gusta hacer garabatos con colores vivos.
  • Pueden ponerse en pie sin necesidad de ayuda y agacharse a agarrar un juguete.
  • Pueden subir escaleras gateando.
  • Saben correr un poquito y saltar un escalón.

Si a los 18 meses aún no camina o desconoce el nombre de algunos objetos o personas familiares, consulte a su pediatra.

Resumiendo, en esta breve guía se mencionan algunas de las habilidades que los bebes van adquiriendo a lo largo del desarrollo. Hay que tener en cuenta que cada niño es único y el hecho de no coincidir exactamente con esta guía, no significa que haya un problema necesariamente. De todos modos, consulte a su pediatra en los siguientes casos:

  • Si a los 3 meses el niño no sonríe, no es capaz de fijar la mirada o no sostiene la cabeza.
  • Si a los 6 meses el niño no tiene interés ni intención de agarrar objetos o bien no usa alguna de sus dos manos.
  • Si a los 9 meses el niño no se sostiene sentado, no se interesa por mirar o tocar las cosas o no parlotea.
  • Si a los 12 meses el niño no es capaz de sostenerse en pie agarrado a un mueble, no busca la comunicación con el adulto o no explora los nuevos juguetes.
  • Si a los 18 meses aún no camina o desconoce el nombre de algunos objetos o personas familiares.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Algunas ideas para mejorar la autoestima de los hijos



  • Elogiarlo cuando hace bien las cosas.
  • Fomentarle las actividades que suele realizar con éxito.
  • Cuando esté frustrado, recordarle experiencias de éxito anteriores.
  • Compartir un tiempo especial y exclusivo con el hijo.
  • Evitar frases en las que se utiliza el “siempre” o “nunca” así como las rotulaciones o etiquetas peyorativas (por ejemplo, “eres un malcriado”).
  • No compararlo con otros.
  • Asistir a sus eventos escolares y recreativos.
  • No criticar a la persona, sino al hecho indeseable. Ejemplo: Si: “Robar está mal”. No: “¡Eres un ladrón!”
  • Si es necesario hacerle alguna crítica a una conducta en particular, empezar y terminar siempre con algo positivo. Utilizar la técnica del sandwich: + - + (Elogio/crítica/elogio).
  • Premiarlo cuando hace algo bien, por ejemplo con elogios. Los elogios deben ser: 1) Lo más inmediatamente posible a la acción que se felicita. 2) Descriptivos:“ Me gusta porque lo has hecho así…y así…” (que sea real). 3) Proporcionados, no exagerados. 4) Adoptar un lenguaje y una intensidad apropiados para la edad del niño.
  • Valorar el esfuerzo y no solo el resultado.
  • Ayudarlos a tener objetivos realistas.
  • No ridiculizar ningún sentimiento del hijo.
  • Intentar empatizar, ponerse en su lugar y no minimizar sus problemas.
  • Facilitar el éxito social: por ejemplo, incitándolo a invitar amigos a jugar a casa.
  • Ayudarlo a aceptar derrotas con naturalidad.
  • Dejarlo elegir las actividades extra escolares: tanto el hecho de realizarlas o no como cuales realizar.
  • Darle responsabilidades para que se sienta útil, facilitándole experiencias de éxito. Fomentar la autoeficacia: “lo sabe hacer solo”. Ejemplo: “Tu eres el encargado de…(alimentar al perro). ”
  • Escucha activa: Si el niño quiere contar algo, prestarle toda la atención necesaria. Buscar el momento para escucharlo y brindarle una respuesta.

martes, 3 de febrero de 2015

Cómo ayudar a un niño o adolescente deprimido



Es necesario saber cómo actuar frente a un niño deprimido ya que para los niños, el entorno es muy influyente.

Cuando un hijo hace un tratamiento psicológico, es necesario considerarse a uno mismo como parte del equipo de apoyo y tratamiento. No se debe pensar jamás que el niño deprimido no desea mejorar, aunque a veces uno tenga esa impresión. Hay que tratar de ver los síntomas como lo que son: parte de una enfermedad.

Algunas estrategias que pueden ser útiles para acompañar a un familiar o amigo deprimido son:

• Ayudarle a reconocer las fuentes de estrés y a encontrar la forma más adecuada para hacerles frente.
• Colaborar en la solución de algunos problemas que lo preocupan.
• Animarlo a ser más activo, pero sin forzarlo excesivamente y sin hacerle críticas o reproches, ya que eso puede hacer que las cosas empeoren.
• Ayudarle a llevar una vida sana, a realizar algo de ejercicio físico y a divertirse.
• Dedicarle tiempo, estar con él o ella.
• Elogiar cada uno de sus avances, especialmente al principio y por muy pequeños que sean.
• Animarle a mantener el tratamiento prescrito y a evitar el alcohol y otras sustancias tóxicas.
• De entrada, tomar en serio cualquier pensamiento de suicidio. No temer hablar con él sobre este tema abiertamente. Si el familiar o amigo deprimido se siente inseguro respecto a hacerse daño, permanecer con él o ella y contactar con personal sanitario o utilizar el teléfono del servicio de emergencias. No dejarlo solo en ningún momento en estos casos.
• Si uno está al cuidado de alguien con depresión grave es fundamental encontrar tiempo para uno mismo sin sentirte mal o culpable. Convivir con un familiar con depresión puede desgastar, por lo que es importante cuidarse lo más posible y mantenerse bien psicológicamente.

Hay varios tratamientos que pueden ayudar y que han probado su eficacia en la depresión.
Entre ellos, están:
• Técnicas de autoayuda.
• Terapias psicológicas.
• Terapia farmacológica.
El tratamiento más adecuado depende de cada caso concreto y de las preferencias personales. Lo principal es utilizar un tratamiento que funcione, dándole el tiempo necesario para que eso ocurra.
Es importante estar en contacto con el médico, especialmente si el tratamiento utilizado parece que no ayuda a mejorar. No siempre el primer tratamiento propuesto produce los resultados esperados.
Veremos en qué consiste cada uno de estos tratamientos:
1) TÉCNICAS DE AUTOAYUDA
Planifica el día
Cuando uno se siente triste o deprimido, puede ser muy difícil ponerse en marcha para hacer cualquier cosa. Sin embargo, cuanto más activo se está, mayor probabilidad habrá de sentirse mejor.
Es muy útil, hacer una lista con actividades que uno se propone cada día, un plan de acción. No conviene ser muy exigente con uno mismo al principio, y tampoco es necesario preocuparse ante el incumplimiento del plan. Suele ayudar, intentar hacer al menos una actividad placentera por día.
Aprender a manejar del estrés
Para no desbordarse con los problemas, conviene analizarlos uno por uno. También es útil aprender algunas técnicas de relajación para poder parar en momentos de estrés.
Hacer actividad física
Realizar alguna actividad física cada día y estar al aire libre, ayuda a mejorar el estado de ánimo.
Evitar los problemas del sueño
Regular el sueño manteniendo una rutina ordenada sirve mucho para mejorar el estado de ánimo. Es importante aprender hábitos que propicien el sueño nocturno evitando las siestas prolongadas durante el día.
Algunos consejos útiles son: evitar consumir sustancias excitantes como el café a partir de determinada hora, y hacer actividades relajantes antes de ir a la cama, evitando las pantallas.
Evitar el abuso de alcohol y otras drogas
El abuso de alcohol y/o drogas pueden hacer que la depresión empeore y generar otros problemas. Es necesario pedir ayuda profesional en los casos de consumo de alcohol o drogas realizado con la intención de huir de la depresión.
2) TERAPIAS PSICOLÓGICAS
Existen tratamientos que son específicos para tratar la depresión, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal.
La investigación ha demostrado que estas terapias resultan efectivas y pueden ayudar a reducir la aparición de nuevos episodios en el futuro (recurrencia).
En la terapia psicológica el especialista escucha al paciente y lo ayuda brindando estrategias para mejorar la depresión, enseñándole a tener pensamientos realistas, a resolver problemas, a ponerse metas y alcanzarlas y a mejorar las relaciones con los demás.
La terapia cognitivo-conductual:
Esta terapia ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la depresión.
En rasgos generales, esta terapia se centra en modificar los estilos negativos de pensamiento y conducta que contribuyen a desencadenar y mantener la depresión.
La interven­ción se centra en modificar las conductas disfuncionales, los pensamientos negativos distorsionados y las actitudes des­adaptativas relacionadas con la depresión.
Otro aspecto clave de esta terapia es la activación conductual, ya que existe una relación entre la actividad y el estado de ánimo. Es una terapia que implica activamente al paciente, es directiva, propone metas específicas y realistas y ayuda a encontrar nuevas perspectivas.
Las características más importantes de esta terapia empleada en niños  y adolescente, son las siguientes:
  • Es una terapia centrada en el presente y basada en el supuesto de que la depresión está mediada por la percepción errónea de los sucesos y por el déficit de algunas habilidades.
  • Sus componentes esenciales son la activación conductual (incrementar la realización de actividades potencialmente gratificantes) y la reestructuración cognitiva (identificación, cuestionamiento y sustitución de pensamientos negativos disfuncionales).
  • También son elementos importantes el aprendizaje de competencias conductuales y las habilidades sociales en general.
  • Habitualmente las estrategias de la terapia se basan en la formulación clínica del problema (formulación en la que se pone especial énfasis en los factores asociados al mantenimiento del trastorno) y la sesión terapéutica sigue una agenda de problemas que se deben tratar.
  • Es frecuente incluir sesiones con los padres y/o familiares, para revisar los progresos y aumentar la adherencia al tratamiento. El papel de los padres o tutores en el tratamiento es esencial. Los padres pueden actuar como agentes de cambio terapéutico.
La terapia interpersonal:
Ayuda a las personas con depresión a identificar los problemas específicos en las relaciones con la familia, amigos, compañeros y otras personas, y buscar soluciones para los mismos.
3) TERAPIA FARMACOLÓGICA: 
Los antidepresivos funcionan incrementando en el cerebro la actividad y los niveles de los neurotransmisores, ayudando a mejorar el estado de ánimo. La mayoría de los tratamientos necesitan algún tiempo para obtener resultados, incluso la medicación necesita cierto tiempo para funcionar. En general son necesarias varias semanas para experimentar alguna mejoría y determinar si un fármaco resulta útil para ese paciente, porque no todos los fármacos son igual de eficientes en todas las personas.
En general, los primeros síntomas que mejoran al tomar antidepresivos son los problemas de sueño y de apetito, después el interés en actividades y la capacidad de concentración. El último síntoma en mejorar es la tristeza y el desánimo que puede tardar varias semanas desde el inicio del tratamiento (habitualmente 15 días).
El período de tiempo durante el que se recibe tratamiento con antidepresivos varía de una persona a otra. Normalmente se recomienda mantener la medicación un mínimo de 6 meses con la misma dosis con la que se obtuvo la mejoría. La retirada se hace de forma gradual.
¿Cuál es el riesgo de no recibir tratamiento?
Aquellas depresiones especialmente graves deben ser tratadas adecuadamente ya que de lo contrario pueden haber consecuencias muy importantes tales como:
  • Suicidio.
  • Fracaso escolar.
  • Problemas en la familia.
  • Problemas en las relaciones con los amigos.
  • Consumo de alcohol y drogas.
  • Otras conductas de riesgo (por ejemplo: conducir imprudentemente).
  • Desórdenes alimentarios.
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJO?

Consejos de la Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y en la Adolescencia:
• Ayuda a tu hijo a establecer metas, que sean sencillas y realistas, que se ajusten a su estilo y personalidad.
• Reconoce sus éxitos.
• Recuerda las cosas que pudieron ayudarle en el pasado.
• Trabaja una meta cada vez.
Es importante tener en cuenta tres aspectos fundamentales:
1.- Cumplimiento del tratamiento:
• Recuerda que tu hijo tome la medicación.
• Participa en el tratamiento.
• Procura ser su apoyo.
2.- Relaciones y actividades agradables:
Cuando está deprimido, tu hijo puede evitar el contacto con otras personas, pero las buenas relaciones con los amigos y familia son una parte significativa de la recuperación. Por lo tanto, anímalo a que hable con sus amigos, que cuide sus relaciones sociales, quítale importancia si al principio no es capaz, lo importante es que lo intente. Ayúdale a que recupere progresivamente  sus actividades. Pasa tiempo y habla con él.
3.- Nutrición y ejercicio:
• Asegúrate de que recibe una buena alimentación y que haga ejercicio de forma regular.

• Controla que beba suficiente agua, que coma verduras y frutas, intenta dar un paseo una vez al día con él.

viernes, 30 de enero de 2015

Sobre la depresión en la Infancia y en la adolescencia

La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes, pero mucha gente deja de pedir ayuda por el simple hecho de desconocer aspectos sobre este trastorno en la infancia y adolescencia.
A diferencia de los que mucha gente cree, el trastorno depresivo afecta a personas de cualquier edad, condición económica y nivel educativo o cultural, aunque se puede manifestar de diferentes maneras, según el nivel de desarrollo.
Siempre hay que tomar en serio a quien cree estar deprimido.
La mayoría de las personas sienten tristeza de vez en cuando, pero hay personas que sienten tristeza continuamente, y que sufren otros síntomas que provocan malestar o dificultades para desarrollar su vida cotidiana. Por ejemplo, padecen dificultad para pensar, aprender y desarrollarse social y académicamente. Es en estos casos cuando se habla de depresión.
Los síntomas fundamentales de la depresión  en niños son: Tener bajo ánimo, (sentirse triste la mayor parte del tiempo o tener sentimientos de desesperanza) y perder el interés en las actividades con las que se solía disfrutar (como jugar con sus juguetes favoritos o con sus amigos), querer estar solo y aburrirse.
Hay otros síntomas de depresión que se pueden presentar en niños o adolescentes. Estos son:
  • Mal humor, irritabilidad (enfadarse fácilmente).
  • Inquietud, agitación psicomotriz.
  • Ganas de llorar sin motivo aparente.
  •  Pérdida de energía o cansancio.
  • Problemas de sueño: tener problemas para quedarse dormido por la noche o no querer levantarse por la mañana o dormir mucho (hipersomnia).
  • Aumento o disminución del apetito.
  •  Dificultad para concentrarse o problemas de memoria (Esto afecta al rendimiento escolar. La depresión puede hacer que la tarea más pequeña parezca escalar una montaña.)
  • Sentimientos de inutilidad o culpa.
  • Pensamientos negativos, excesivas críticas hacia uno mismo, hacia los otros y hacia el mundo en general.
  •  Ideas suicidas: querer morirse o irse para siempre.
  • Síntomas físicos como dolor de cabeza, palpitaciones cardíacas o molestias abdominales. (A veces estos síntomas son el único motivo de consulta al médico.)
  •   Preocupaciones constantes, lo que les puede producir ansiedad y miedos infundados.
  •  Agresión.
  • Aislamiento social.
  • Desobediencias.
  •  Cólera (ira).
  • Auto destructividad.
  • Predisposición a los accidentes.
La depresión en niños y adolescentes es una enfermedad compleja que tiene múltiples factores de riesgo, que en ocasiones interactúan entre sí y pueden tener un efecto acumulativo. Es poco probable que un único factor pueda explicar el desarrollo de la depresión, por eso no se puede hablar de una sola causa. Este trastorno surge por la combinación de tres tipos de factores: genéticos, personales y ambientales.
1) Genéticos: Eje dopamina-serotonina. Aportes bajos de serotonina. (El tratamiento farmacológico se lleva a cabo  con ISRS, entre otros.)
2) Personales: Estilo de pensamiento negativo. Interpretación de la realidad con pensamientos depresógenos: Pensamientos negativos sobre sí mismo, los otros y el mundo.
3) Ambientales: Modelado familiar y social disfuncional, depresión de los padres, pérdidas irrecuperables, maltratos, abusos, negligencias de los cuidadores, etc.
Hay algunas circunstancias concretas que aumentan el riesgo de padecer depresión. Algunas de estas son: Problemas escolares, depresión en los padres, experiencias de pérdidas, incluyendo fallecimiento de seres queridos (padres), estrés, soledad, cambios en el estilo de vida (cambio de país) o problemas en las relaciones interpersonales (amigos), situaciones conflictivas en el entorno (por ejemplo, centro escolar, familia, trato diferente por la raza), haber sufrido traumas físicos o psicológicos (acoso, abusos, negligencia en el cuidado), enfermedad física grave o problemas crónicos de salud, consumir algunas medicinas, abusar del alcohol o consumir otras drogas (lo que no solo no ayuda, sino que empeora la depresión).
Por otro lado, existen factores de protección, que son los que reducen la probabilidad de depresión en presencia de factores de riesgo, por ejemplo: tener buen sentido del humor, tener buenas relaciones de amistad, tener relaciones estrechas con uno o más miembros de la familia haber adquirido logros personales valorados socialmente, tener un nivel de inteligencia normal-alto y practicar algún deporte o actividad física.
En el próximo artículo veremos cómo conviene actuar frente a un niño o adolescente deprimido para poder ayudarlo.

lunes, 19 de enero de 2015

Presentación del Blog

Queridos lectores,
mi idea para este blog es ir subiendo artículos actualizados sobre temas relacionados con psicología infanto-juvenil.
Si hay algún tema en particular sobre el cual quieran consultar, no duden en hacerlo. En cuanto tenga tiempo de responder, lo haré con gusto.
Espero que les sea útil.
Saludos,
Lic. Agustina María Ruiz Guiñazú