viernes, 30 de enero de 2015

Sobre la depresión en la Infancia y en la adolescencia

La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes, pero mucha gente deja de pedir ayuda por el simple hecho de desconocer aspectos sobre este trastorno en la infancia y adolescencia.
A diferencia de los que mucha gente cree, el trastorno depresivo afecta a personas de cualquier edad, condición económica y nivel educativo o cultural, aunque se puede manifestar de diferentes maneras, según el nivel de desarrollo.
Siempre hay que tomar en serio a quien cree estar deprimido.
La mayoría de las personas sienten tristeza de vez en cuando, pero hay personas que sienten tristeza continuamente, y que sufren otros síntomas que provocan malestar o dificultades para desarrollar su vida cotidiana. Por ejemplo, padecen dificultad para pensar, aprender y desarrollarse social y académicamente. Es en estos casos cuando se habla de depresión.
Los síntomas fundamentales de la depresión  en niños son: Tener bajo ánimo, (sentirse triste la mayor parte del tiempo o tener sentimientos de desesperanza) y perder el interés en las actividades con las que se solía disfrutar (como jugar con sus juguetes favoritos o con sus amigos), querer estar solo y aburrirse.
Hay otros síntomas de depresión que se pueden presentar en niños o adolescentes. Estos son:
  • Mal humor, irritabilidad (enfadarse fácilmente).
  • Inquietud, agitación psicomotriz.
  • Ganas de llorar sin motivo aparente.
  •  Pérdida de energía o cansancio.
  • Problemas de sueño: tener problemas para quedarse dormido por la noche o no querer levantarse por la mañana o dormir mucho (hipersomnia).
  • Aumento o disminución del apetito.
  •  Dificultad para concentrarse o problemas de memoria (Esto afecta al rendimiento escolar. La depresión puede hacer que la tarea más pequeña parezca escalar una montaña.)
  • Sentimientos de inutilidad o culpa.
  • Pensamientos negativos, excesivas críticas hacia uno mismo, hacia los otros y hacia el mundo en general.
  •  Ideas suicidas: querer morirse o irse para siempre.
  • Síntomas físicos como dolor de cabeza, palpitaciones cardíacas o molestias abdominales. (A veces estos síntomas son el único motivo de consulta al médico.)
  •   Preocupaciones constantes, lo que les puede producir ansiedad y miedos infundados.
  •  Agresión.
  • Aislamiento social.
  • Desobediencias.
  •  Cólera (ira).
  • Auto destructividad.
  • Predisposición a los accidentes.
La depresión en niños y adolescentes es una enfermedad compleja que tiene múltiples factores de riesgo, que en ocasiones interactúan entre sí y pueden tener un efecto acumulativo. Es poco probable que un único factor pueda explicar el desarrollo de la depresión, por eso no se puede hablar de una sola causa. Este trastorno surge por la combinación de tres tipos de factores: genéticos, personales y ambientales.
1) Genéticos: Eje dopamina-serotonina. Aportes bajos de serotonina. (El tratamiento farmacológico se lleva a cabo  con ISRS, entre otros.)
2) Personales: Estilo de pensamiento negativo. Interpretación de la realidad con pensamientos depresógenos: Pensamientos negativos sobre sí mismo, los otros y el mundo.
3) Ambientales: Modelado familiar y social disfuncional, depresión de los padres, pérdidas irrecuperables, maltratos, abusos, negligencias de los cuidadores, etc.
Hay algunas circunstancias concretas que aumentan el riesgo de padecer depresión. Algunas de estas son: Problemas escolares, depresión en los padres, experiencias de pérdidas, incluyendo fallecimiento de seres queridos (padres), estrés, soledad, cambios en el estilo de vida (cambio de país) o problemas en las relaciones interpersonales (amigos), situaciones conflictivas en el entorno (por ejemplo, centro escolar, familia, trato diferente por la raza), haber sufrido traumas físicos o psicológicos (acoso, abusos, negligencia en el cuidado), enfermedad física grave o problemas crónicos de salud, consumir algunas medicinas, abusar del alcohol o consumir otras drogas (lo que no solo no ayuda, sino que empeora la depresión).
Por otro lado, existen factores de protección, que son los que reducen la probabilidad de depresión en presencia de factores de riesgo, por ejemplo: tener buen sentido del humor, tener buenas relaciones de amistad, tener relaciones estrechas con uno o más miembros de la familia haber adquirido logros personales valorados socialmente, tener un nivel de inteligencia normal-alto y practicar algún deporte o actividad física.
En el próximo artículo veremos cómo conviene actuar frente a un niño o adolescente deprimido para poder ayudarlo.

lunes, 19 de enero de 2015

Presentación del Blog

Queridos lectores,
mi idea para este blog es ir subiendo artículos actualizados sobre temas relacionados con psicología infanto-juvenil.
Si hay algún tema en particular sobre el cual quieran consultar, no duden en hacerlo. En cuanto tenga tiempo de responder, lo haré con gusto.
Espero que les sea útil.
Saludos,
Lic. Agustina María Ruiz Guiñazú